Decidieron un día los bueyes destruir a los carniceros, quienes, decían los bueyes, estaban acabando con su gremio.
Se reunieron entonces para llevar a cabo su objetivo, y afilaron finamente sus cuernos.
Pero uno de ellos, el más viejo, un experimentado arador de tierras, les dijo:
- Esos carniceros, es cierto, nos matan y destrozan, pero lo hacen con manos preparadas, y sin causarnos dolor. Si nos deshacemos de ellos, caeremos en manos de operadores inexpertos y entonces sí que sufriríamos una doble muerte. Y les aseguro, que aunque ya no haya ni un solo carnicero, los humanos seguirán buscando nuestra carne.
Nunca trates de cambiar un mal por otro peor.
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