Un granjero muy rico tenía una manada de ovejas, y un perro para cuidar de ellas, pero el granjero era un hombre muy tacaño y mezquino, ya que no daba de comer al perroque cuidaba de las ovejas.
Un día el perro se encontró con un lobo, y este le dijo: ¡que flaco estas! Y se el motivo, tu amo es muy tacaño y mezquino; pero si quieres yo te puede ayudar para que te alimentes bien. El perro respondió que se lo diese, pues necesitaba alimentarse más ya que estaba muy flaco y débil.
El lobo entonces le dijo, este es mi plan: tienes que dejarme entrar todos los días donde están los corderos y voy a coger a uno de ellos, luego tú me seguirás corriendo un largo tiempo, pero luego fingirás que te desmayas por el cansancio y por lo débil que estas. Los pastores cuando vean esto van a decir que si comieras un poco más esto no pasaría, y tendrías fuerza para seguir al lobo. Al perro le pareció muy bien este consejo e hizo un trato con el lobo. El lobo entonces entro donde estaban los corderos, cogió a uno de ellos y salió corriendo, el perro siguió al lobo y luego de un trecho, se dejó caer al suelo.
Los pastores vieron esto y dijeron: si el amo diera más comida al perro, este tendría más fuerza y como es un perro muy valiente hubiera dado caza al lobo. El amo oyó lo que decían los pastores, y dijo: mis criados tienen la culpa, yo tengo dicho que tienen que dar de alimentar al perro muy bien. Pero de aquí en adelante quiero que se le dé más alimento al perro, hay que darle carne y pan de trigo para que tenga energías y sea más fuerte.
Después de unos días, apareció el lobo al perro y le pregunto, que tal le fue con el trato que habían hecho. El lobo dijo, que muy bien, entonces el lobo dijo, continuemos pues entonces ora vez, yo entrare y cogeré a un cordero y luego tú me seguirás, pero esta vez me vas a dar un golpe no muy fuerte y luego te caerás al suelo. Los pastores dirán entonces, si a este perro se le alimentara más, tendría más fuerza y detendría al lobo.
El lobo entro donde estaban los corderos y cogió a uno de ellos y salió corriendo, el perro le siguió y lo alcanzo, pero como habían acordado, el perro le dio un pequeño golpe al lobo y luego se desmayó. Los pastores vieron esto y dijeron: si el lobo tuviera más comida en abundancia el lobo no se llevaría al cordero y ni siquiera estaría vivo. El amo escucho esto y dijo: les ordeno que de aquí en adelante den de comer bien al perro; y así se hizo, el perro tuvo más alimento y se engordo.
Por tercera vez el lobo se le apareció al perro que ya no era flaco y le dijo: Mi consejo parece que te ha hecho muy bien; el perro respondió: reconozco que ha sido un buen consejo que me has proporcionado. Entonces dijo el lobo: déjame que me lleve un cordero como premio por el buen consejo que te he dado. Amigo mío, dijo el perro, ya recibiste tu premio con los dos corderos que te has llevado anteriormente. El lobo le rogaba al perro para que le dejase llevarse un cordero, o que le de algún consejo para que pueda comer ya que tenía mucha hambre.
El perro le dijo: mira, ayer se cayó una pared de la casa de mi amo, y ahí vas a encontrar pan, carne, si vas allí esta noche, te aseguro que vas a poder comer en condiciones. El lobo le pregunto si no era una trampa, y le respondió que no, además, ese sector yo no tengo que cuidar, mi única tarea es cuidar de las ovejas, te doy mi palabra de perro.
Cuando anocheció el lobo se dirigió a la casa del amo, en concreto a la pared que se había caído, y encontró bastante comida, así que bajo la guardia y se puso a comer hasta que se hartó, pero bajo tanto la guardia que no se dio cuenta que había más perros en la casa, estos comenzaron a ladrar y despertaron a los hombres que estaban dentro, los cuales dieron caza al lobo y lo mataron.
No debes confiar en tu enemigo, ya que te puede engañar cuando no lo espera
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