domingo, 22 de octubre de 2017

Fábula de Samaniego

El viejo y la muerte 

Entre montes, por áspero camino, tropezando con una y otra peña, iba un viejo cargado con su leña, maldiciendo su mísero destino. Al fin cayó, y viéndose de suerte que apenas levantarse ya podía, llamaba con colérica porfía una, dos y tres veces a la muerte. Armada de guadaña, en esqueleto la Parca se le ofrece en aquel punto; pero el viejo, temiendo ser difunto, lleno más de temor que de respeto, . trémulo la decía. y balbuciente: ¡Yo..., señora.., os llamé desesperado; pero...» .Acaba; ¿qué quieres, desdichado?» «Que me carguéis la leña solamente.» Tenga paciencia quien se cree infelice, que aun en la situación más lamentable es la vida del hombre siempre amable: el viejo de la leña nos lo dice.

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