viernes, 24 de noviembre de 2017

El león y el boyero


Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descubría quien se lo había robado.
Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero. Levantó aterrado las manos al cielo gritando:
-- ¡ Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón !

Cuando busques una solución, ten presente que al encontrarla, ésta a su vez puede convertirse en el siguiente problema.



La rana gritona y el león Una fábula de Esopo


Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.
Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano, se le  acercó y la aplastó diciendo:
-- ¡ Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos !

Quien mucho habla, poco es lo que dice.

jueves, 23 de noviembre de 2017

La zorra y el león anciano Fábula de Esopo


Un anciano león, incapaz ya de obtener por su  propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.
Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.
-- Mal -- contestó el león, invitándole amablemente a entrar.
-- Claro que hubiera entrado -- le dijo la zorra -- si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna  que llegara a salir.

Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe.



miércoles, 22 de noviembre de 2017

La zorra y la leona Fábula de Esopo

 La zorra y la leona
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de  que siempre sólo pariese a un pequeñuelo. Y le  contestó la leona:
--Sí, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león !

No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.


lunes, 20 de noviembre de 2017

La zorra y la pantera, fábula de Esopo

La zorra y la pantera

Disputaban otro día la zorra y la pantera acerca de su belleza.
La pantera alababa muy especialmente los especiales pintados de su piel.
Replicó entonces la zorra diciendo:
-- ¡Mucho más hermosa me considero yo, no por las apariencias de mi cuerpo, sino más bien por mi espíritu!

Las cualidades del espíritu son preferibles a las del cuerpo.


domingo, 19 de noviembre de 2017

La zorra y la serpiente, fábula de Esopo

La zorra y la serpiente

Se encontraba una higuera a la orilla de un camino, y una zorra vio junto a ella una serpiente dormida.
Envidiando aquel cuerpo tan largo, y pensando en que podría igualarlo, se echó la zorra a tierra al lado de la serpiente e intentó estirarse cuanto pudo. Tanto esfuerzo hizo, hasta que al fin, por vanidosa, se reventó.

No imites a los más grandes, si aún no tienes las condiciones para hacerlo.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Las zorras a orillas del rio Meandro

Las zorras a orillas del río Meandro

Se reunieron un día las zorras a orillas del río Meandro con el fin de calmar su sed; pero el río estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevía a ingresar al río de primera. 
Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar a las demás, burlábase de su cobardía presumiendo ser ella la más valiente. Así, saltó al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastró al centro del río, y las compañeras, siguiéndola desde la orilla le gritaban:
-- ¡ No nos dejes hermana, vuelve y dinos cómo  podremos beber agua sin peligro !
Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contestó:
-- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les enseñaré cómo.

Por lo general, los fanfarrones siempre están al alcance del peligro.



miércoles, 15 de noviembre de 2017

Fábula El olentzero

Erase una vez.....en los bosques del Pirineo navarro y Guipúzcoa, hace muchísimos años, vivía un hada muy bella de cabellera amarilla y ojos muy brillantes. Como todas las hadas cuidaba de la gente y estaba acompañada por criaturas como duendes llamados Prakagorri (pantalones rojos) que la ayudaban en todo su trabajo. Un día que el hada estaba viajando a traves de las montañas mientras estaba peinando sus cabellos en una fuente, los prakagorri le anunciaron que algo habia moviéndose entre los helechos; los duendes gritaron para llamar la atención del hada y ante la sorpresa del hada que no entendía como los humanos habian podido dejarlo abandonado encontraron un bebé humano. El hada le dijo al bebé: "tu nombre será Olentzero, porque es una cosa maravillosa haberte encontrado. Y por este acto te daré los regalos de Fuerza, Coraje y Amor, por todo el tiempo que tú vivas". Entonces el hada cogió al niño y lo llevó a una vieja casa en el límite del bosque donde vivían un hombre y una mujer que no tenían hijos, y como el hada sabía que serían muy felices de recibir al bebé, lo dejó enfrente de la puerta para que ellos lo encontraran.

Muy pronto, al amanecer, cuando el hombre se levantó a ordeñar las vacas encontró al bebé y corriendo gritó y se lo enseñó a su esposa; muy contentos de haber recibido a ese niño rápidamente lo taparon, le dieron de comer y lo tomaron como su hijo.
A partir de ese momento, Olentzero creció entre los bosques y se convirtió en un fuerte, amable y saludable hombre que nunca tuvo la preocupación de cómo había llegado a ser encontrado por sus padres. Olentzero trabajaba todos los días del año haciendo carbón y ayudando a su padre; pero lo inevitable sucedió y despues de muchos años, los que habian sido sus padres murieron y Olentzero se quedó muy solo en su casa del bosque haciéndose viejo según pasaban los años.
Con el paso de los años Olentzero fue entristeciendo y se fue dando cuenta de que debía era ayudar a otras personas que lo necesitaran. Recordó que en el pueblo había una casa donde vivian los niños que no tenían padres, y que vivían de lo que la gente del pueblo les daba, así que trató de hacer algo para que esos niños fueran más felices.
Como Olentzero era muy hábil haciendo cosas con las manos, se dispuso a hacer juguetes para los niños y muñecas para las niñas con la idea de darles los juguetes cuando fuera al pueblo a vender carbón. Cuando acabó de hacer las muñecas y los juguetes, los metió todos en un saco y cargo el saco en su burro junto al carbón y marchó al pueblo muy contento pensando en lo que iba a hacer.
Olentzero les dió los regalos a los niños y estuvo jugando con ellos todo el día y contándoles las historias que habia aprendido de su padre cuando era pequeño. Los niños y niñas a partir de ese momento quisieron mucho al Olentzero y ya no se sintieron tan solos como antes. Cada dia cuando Olentzero llegaba al pueblo a vender su carbón era rodeado por todos los niños.
Esto sucedió durante muchos años hasta que un dia hubo una tremenda tormenta en el pueblo, los truenos, rayos,y el frío dejaron muy asustadas a las gentes del pueblo y especialmente a los niños. Un dia Olentzero estaba de camino hacia el pueblo y vio un rayo que caía en una casa, se acercó y vió a unos niños asustados que pedían ayuda dentro de la casa que estaba en llamas. Cubrió a los niños con una manta para protegerles del fuego y los sacó de la casa a través de una ventana por el primer piso. Mientras trataba de salir, una gran viga cayó sobre el Olentzero provocando que su fuerte y gran corazón se detuviera. Cuando se enteraron las personas del pueblo lloraron por lo sucedido dándose cuenta de que no había nada que ellos pudieran hacer.
En ese mismo momento fueron sorprendidos por una brillante luz que salía de la casa. Nadie pudo ver lo que sucedia pero dentro apareció el hada que habia encontrado al Olentzero cuando era un bebé en el bosque muchos años antes, y con su dulce voz le dijo al Olentzero: "Olentzero, tu has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón, has dedicado toda tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas; por lo tanto no quiero que te mueras, yo quiero que vivas para siempre; de ahora en adelante, harás juguetes y regalos para los niños que no tienen padres",. Al oir esto los parakagorris se apresuraron a decir que ellos le ayudarían.
Y a partir de ese momento, asi sucedió: en la mitad del invierno, al final de cada año, Olentzero va por todos los pueblos repartiendo juguetes a los niños que no tienen padres ni abuelos que les hagan regalos. Los niños de todos los pueblos celebran la llegada del Olentzero cantando canciones y esparciendo mensajes de amor.
Una fábula.....en los bosques de nuestro país, hay muchos tipos diferentes de criaturas que la gente no puede ver. Todas ellas son parte de la naturaleza. Cuando caminamos a través de nuestras montañas y nuestros valles, desde un rincón maravilloso de la imaginación ellas nos mantienen acompañados y nos cuidan. Una de estas figuras es la del Olentzero.
Cuenta la leyenda...... que era un carbonero que vivía en el monte y al que no le gustaban nada los niños. Cuando bajaba al pueblo a vender el carbón los niños se escondían de él.




martes, 14 de noviembre de 2017

El juez, el rey, el ladrón, y el rico

Sucedió hace algún tiempo en cualquier lugar.  Un rey nombró de juez a un hombre sabio.  Era un taoísta.  El rey confiaba en que el sabio resolvería con justicia muchos problemas.
El primer caso del juez parecía muy simple.  Se trataba de un ladrón que había confesado y fue agarrado “con las manos en la masa”.  Así que el sabio condenó a un año de cárcel al ladrón.  Pero también condenó al rico.
—¿Cómo es esto? —dijo el rico.  Yo he sido el damnificado, ¿y me arrestas?
—Sí, respondió el juez.   Tú eres tan responsable como él, si no hubieras acumulado tantas riquezas, él no te habría robado, toda tu acumulación es responsable de su hambre.
Cuando se enteró de esto el rey, inmediatamente destituyó al juez porque pensó así: “Si este hombre continúa su razonamiento llegará hasta mí.”

Ésta es una historia muy actual.


lunes, 13 de noviembre de 2017

Fábula : EL SEÑOR YE AMABA LOS DRAGONES

EL SEÑOR YE AMABA LOS DRAGONES

Al señor Ye le gustaban tanto los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerta de la casa del señor Ye y su cola por una de las ventanas. Cuando el señor Ye lo vio, huyó asustado, casi se volvió loco.
         Esto demuestra que el señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se le parecía, pero en ningún caso el auténtico dragón.


martes, 7 de noviembre de 2017

El aprendiz quejumbroso

El Aprendiz Quejumbroso
Autor Desconocido
(Original en Inglés, traducción)
Un anciano maestro Hindú se cansó de las quejas de su aprendiz, y así que, una mañana, lo envió por algo de sal.  Cuando el aprendiz regresó el maestro le instruyó al joven infeliz poner una manotada de sal en un vaso de agua y luego beberla.
“¿A qué sabe?”, preguntó el maestro.
“Amargo”, escupe el aprendiz.
El maestro rió entre dientes, y entonces le pidió al joven tomar la misma cantidad de sal en la mano y ponerla en el lago.  Los dos caminaron en silencio al lago cercano, y una vez que el aprendiz lanzó al agua su manotada de sal, el viejo dijo, “Ahora bebe del lago.”
En cuanto el agua se escurría por la quijada del joven, el maestro le preguntó, “¿A qué sabe?”
“Fresca”, comentó el aprendiz.
“¿Te supo a sal?”, preguntó el maestro.
“No”, dijo el joven.

En esto el maestro se sentó al lado de este joven serio quien le recordaba de sí mismo y le tomó sus manos, diciendo: “El dolor de la vida es pura sal; ni más, ni menos.  La cantidad de dolor en la vida permanece exactamente la misma.  Sin embargo, la cantidad de amargura que probamos depende del recipiente en que ponemos la pena.  Así que cuando estás con dolor, la única cosa que puedes hacer es agrandar tu sentido de las cosas.  Deja de ser un vaso.  Conviértete en un lago.”


  • DE ENTRECASA

  • No es la gran soledad
  • son los pequeños vacíos
  • horas en que la oficina 
  • te fagocita,
  • exprime.
  • El tiempo que el niño duerme
  • su frágil siesta de hilo
  • y yo administro la rutina 
  • cotidiana y doméstica,
  • malabarismos de la nada.
  • No son los grandes dolores
  • son las pequeñas frustraciones
  • el diario sin leer
  • las uñas hace tres días sin pintar
  • el no poder hacer el dobladillo del vestido de salir
  • ni necesitarlo.


Fábula africana Sudan La zorra y el león

LA ZORRA Y EL LEÓN 
SUDAN 




Un día los habitantes del valle se reunieron en consejo para una decisión muy importante. Había que solucionar un urgente problema. 

- Habréis advertido- empezó el buitre- que hay frecuentes peleas entre los habitantes de nuestro valle y nuestros vecinos. ¿No sería mejor que encargásemos a algunos de nosotros para apoyar nuestras razones y defender nuestros derechos?

- ¡Óptima idea es la tuya!- comentó el conejo-. Así podremos dedicarnos a la labores domésticas con paz y tranquilidad, sin tener que mirar quién hay a nuestras espaldas.  

Y empezaron las discusiones. Uno quería elegir al gato, porque tiene el paso tan silencioso que puede acercarse a cualquiera sin que lo vean. Otro prefería al ratón, porque puede meterse por todas las rendijas y prevenir las jugadas del enemigo. Había que optar por el elefante, porque con sus bramidos se impondría ciertamente a los demás.

- Os equivoicáis- dijo la mona-, yo opino que debemos elegir al que sea más astuto y más fuerte. Todos estuvieron de acuerdo, pero cuando se trató de decidir quién era el más astuto y más fuerte, empezaron las contiendas.

- Yo- concluyó finalmente la gallina- conozco un animal como no existe otro en la jungla.  

Y con esto se disolvió la asamblea. Durante la noche la zorra fue a ver al león

- Mira, amigo,- le dijo- es sabido que yo soy la más astuta de todos los animales y que ninguno te iguala en fuerza. ¿Qué te parece si trabajamos juntos? Lo que no se ha encontrado nunca en un animal solo, se encuentra centuplicado en nosotros dos.
Todavía no se habían apagado los gritos de alegría por la elección de la zorra y del león como delegados del pueblo, y ya estaba la gallina en las fauces de la zorra.

- Pero- decía la infeliz- te hemos elegido para defendernos. ¿Así nos pagas?

- Bien ves que mis ocupaciones no me permiten ir a cazar. Además, necesito un alimento abundante y sustancioso. Tú, sé valiente y sacrifícate por el pueblo como me sacrifico yo.

- ¡Déjame, por favor!, que yo soy también pueblo- gimoteaba la gallina-; no me obligues a llamar al león.
Pero, aunque lo hubiera llamado, éste no hubiera acudido porque estaba ocupado en deshacerse del gato.

- Me parece que nuestros representantes se divierten a nuestra costa- se atrevió a decir una noche el conejo.

- Es verdad- susurró la gacela-, pero callémonos, por favor, si no queremos acabar como la gallina y el gato.

Al día siguiente la gacela y el conejo perecieron, no se sabe cómo, víctimas de un accidente, y acabaron en el plato de sus representantes.

Pronto se extendió el terror por toda la selva; hasta la crítica más pequeña al régimen era oída por la zorra y castigada por el león. De modo que, uno tras otro, los animales se vieron obligados a irse del valle y pedir asilo político a sus amigo de los alrededores. Y mientras los pobres exiliados se alejaban silenciosamente, el buitre desde lo alto de una roca silbaba una canción que comenzaba así:

Si entre desdichas mil
no deseas vivir,
a violentos y astutos
cuida de no unir.



http://www.manosalarte.com/fabulas.html



lunes, 6 de noviembre de 2017

Fábula China El obsequio de las palomas

El obsequio de las palomas


Antigua fábula de China

Antiguamente, en la vieja ciudad china de Handan, existía una costumbre extraña y muy curiosa que llamaba la atención a todos los que venían de otros lugares del país.
Los habitantes de Handan sabían que su amado rey adoraba las palomas y por esa razón las cazaban durante todo el año para entregárselas como obsequio.
Un día sí y otro también, campesinos, comerciantes y otras muchas personas de diferente condición, se presentaban en palacio con dos o tres palomas salvajes. El monarca las aceptaba emocionado y después las encerraba en grandes jaulas de hierro situadas en una galería acristalada que daba al jardín.
Seguro que te estás preguntando para qué quería tantas palomas ¿verdad?… Pues bien, lo cierto es que la gente de Handan también se preguntaba lo mismo que tú. Todo el mundo estaba intrigadísimo y corrían rumores de todo tipo, pero el caso es que nunca nadie se atrevió a investigar a fondo sobre el tema por temor a represalias ¡Al fin y al cabo el rey tenía derecho a hacer lo que le viniera en gana!
Pasaron los años y sucedió que, una mañana de primavera, un joven muy decidido se plantó ante el soberano con diez palomas que se revolvían nerviosas dentro de una gran cesta de mimbre. El monarca se mostró francamente entusiasmado.
– Gracias por tu regalo, muchachito ¡Me traes nada más y nada menos que una decena de palomas! Seguro que has tenido que esforzarte mucho para atraparlas y yo eso lo valoro ¡Toma, ten unas monedas, te las mereces!
Viendo que el soberano parecía un hombre alegre y cordial, se animó a preguntarle para qué las quería.
– Alteza, perdone mi indiscreción pero estoy muy intrigado ¿Por qué le gusta tanto que sus súbditos le regalemos palomas?
El monarca abrió los ojos y sonrió de oreja a oreja.
– ¡Eres el primero que me lo pregunta en treinta años! ¡Demuestras valentía  y eso dice mucho de ti! No tengo ningún problema en responderte porque  lo hago por una buena causa.
Le miró fijamente y continuó hablando de forma ceremoniosa.
– Cada año, el día de Año Nuevo, realizo el mismo ritual: mando sacar las jaulas al jardín y dejo miles de palomas en libertad ¡Es un espectáculo bellísimo ver cómo esas aves alzan el vuelo hacia el cielo y se van para no regresar!
El muchacho se rascó la cabeza y puso cara de no comprender la explicación. Titubeando, le hizo una nueva pregunta.
– Supongo que es una exhibición fantástica pero… ¿Esa es la única razón por la que lo hace, señor?
El rey suspiró profundamente y sacando pecho respondió con orgullo:
– No, muchacho, no… Principalmente lo hago porque al liberarlas estoy demostrando que soy una persona compasiva y benévola. Me gusta hacer buenas obras y me siento muy bien regalando a esos animalitos lo más preciado que puede tener un ser vivo: ¡la libertad!
¡El joven se quedó patidifuso! Por muchas vueltas que le daba no entendía dónde estaba la bondad en ese acto. Lejos de quedarse callado, se dirigió de nuevo al soberano.
– Disculpe mi atrevimiento, pero si es posible me gustaría hacer una reflexión.
El rey seguía de un fantástico buen humor y aceptó escuchar lo que el chico tenía que comentar.
– No tengo inconveniente ¡Habla sin temor!
– Como sabe somos muchos los ciudadanos que nos pasamos horas cazando palomas para usted; y sí, es cierto que atrapamos muchísimas, pero en el intento otras mueren porque las herimos sin querer. De cada diez que conseguimos capturar, una pierde la vida enganchada en la red. Si de verdad usted se considera un hombre bueno es mejor que prohíba su caza.
Como si tuviera un muelle bajo sus reales posaderas, el monarca saltó del trono y su voz profunda resonó en las paredes del gran salón.
– ¡¿Me estás diciendo que prohíba su caza, mequetrefe?! ¡¿Cómo te atreves…?!
El joven no se amedrentó y siguió con su razonamiento.
– ¡Sí, señor, eso le propongo! Por culpa de la caza muchas palomas mueren sin remedio y las que sobreviven  pasan meses encerradas en jaulas esperando ser liberadas ¡No lo entiendo!…  ¿No le parece absurdo tenerlas cautivas tanto tiempo? ¡Ellas ya han nacido libres! Si yo fuera paloma, no tendría nada que agradecerle a usted.
El rey se quedó en silencio. Hasta ese momento jamás se había parado a pensar en las consecuencias de sus actos. Creyendo que hacía el bien estaba privando de libertad a miles de palomas cada año solo por darse el gusto soltarlas.
Tras un rato absorto en sus pensamientos reconoció su error.
– ¡Está bien, muchachito! Te diré que tus palabras me han hecho cambiar de pensamiento. Tienes  toda la razón: esta tradición no me convierte en una buena persona y tampoco en un rey más justo  ¡Hoy mismo mandaré que la prohíban terminantemente!
Antes de que el chico pudiera decir nada, el monarca chascó los dedos y un sirviente le acercó una caja dorada adornada con impresionantes rubíes, rojos como el fuego. La abrió, cogió un saquito de tela repleto de monedas de oro y se la entregó al joven.
– Tu consejo ha sido el mejor que he recibido en muchos años así que aquí tienes una buena cantidad de dinero como muestra de mi agradecimiento. Creo que será suficiente para que vivas bien unos cuantos años, pero si algún día necesitas algo no dudes en acudir a mí.
El muchacho se guardó la bolsa en el bolsillo del pantalón, hizo una reverencia muy respetuosa,  y sintiéndose muy feliz regresó a su hogar. La historia se propagó por todo Handan y el misterio de las palomas quedó resuelto.
Moraleja: Antes de hacer algo o tomar una decisión importante siempre debemos pensar bien las consecuencias para asegurarnos de que no estamos ocasionando daño a los demás.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La reina loba Cuentos de Galicia


Cuentan que, en la provincia de Orense, vivió una poderosa mujer, tan cruel y soberbia, que era llamada por los campesinos de su señorío, 'la Reina Loba'.
Para su manutención y la de sus allegados, (tan despiadados como ella misma), obligaba a sus súbditos a entregarle, cada día, una vaca, un cerdo, y una carreta llena de otros alimentos.
Las familias campesinas se turnaban en esta entrega de vituallas, por miedo a los servidores de la Loba, que arrasaban e incendiaban casas y cosechas, y asesinaban a todos los habitantes de las aldeas en las que alguna familia se hubiese negado a entregar lo que se les reclamaba.
En este clima de terror vivía la comarca entera, cuando le llegó el turno de entregar los alimentos al pueblo de Figueirós. Sus vecinos se reunieron en asamblea, y decidieron no pagar un tributo que les arruinaba .Pero decir 'no pagaremos', no era suficiente, porque la reina mandaría contra ellos a sus huestes, y serían perseguidos y muertos.

Decidieron que si habían de morir de hambre o a manos de los sicarios de la Loba, mejor era morir combatiendo contra ella, así que se armaron lo mejor que pudieron.
Hicieron lanzas y jabalinas, arcos y flechas, tomaron piedras y garrotes, y en la oscuridad de la noche, se pusieron en marcha hacia el castillo de la malvada mujer.
La Loba y sus secuaces, dormían. Fiados en el terror que infundían en la comarca, descuidaron la vigilancia. Nunca nadie se había atrevido a desafiar su poder, ni contaban con que tal cosa pudiera suceder.
Sigilosamente, los vecinos de Figueirós, treparon murallas y abrieron puertas sorprendiendo a los sicarios de la Loba.


Un breve pero encarnizado combate,dió la victoria a los lugareños,que se lanzaron escaleras arriba en busca de su apresora.la loba,se había refugiado en la torre más alta,pero ninguna puerta era lo bastante segura para resistir a los decididos asltantes.
Cuando vió caer su última defensa ante el empuje de sus enemigos,y no queriendo sometersea quienes ella consideraba sus esclavos.La loba corrió hacía la ventana y se arrojó al vacio,muriendo destrozada sobre las rocas.
Con su muerte,acabó el suplicio de los habitantes de la comarca,que recordaran durante siglos,en romances y canciones,el valor de los vecinos de Figueirós.